Capítulo 8 – El poder del pensamiento

El pensamiento es un cambio en la conciencia, que corresponde a una modalidad de movimiento en la materia del plano mental. Hemos hablado ya de «Manas», el Pensador» quien piensa o conoce, y la Mente es tan sólo un instrumento suyo para obtener conocimiento, un órgano de conciencia en su aspecto como conocedor. Vemos los objetos cuando la luz éter actúa en ondulaciones entre tales objetos y nuestro ojo; cuando pensamos en algún objeto, el pensamiento-éter, es decir la materia del mundo mental actúa en ondulaciones entre aquel objeto y nuestra mente. No tan sólo creamos nosotros estas, ondas, sino que también las ondas de pensamiento creadas por otros repercuten en nuestro cuerpo, mental y modifican el arreglo de sus materiales; y, al pensar concretamente, experimentamos de nuevo los impactos de las ondas de pensamiento originales.

El hombre posee un vehículo correspondiente a cada uno de los mundos ínter penetrantes de nuestro Sistema Solar; que su cuerpo astral es el vehículo de sus de-seos, pasiones y emociones; y que, de igual modo, su cuerpo menta! es el vehículo para la expresión de su pensamiento. En la materia del cuerpo mental es donde surge primero el pensamiento como una vibración visible al ojo del clarividente, vibración que produce varios efectos tan definidos en su acción sobre el fino tipo de materia, como lo es el poder del vapor o de la electricidad sobre la materia física.

Cada ser humano, rico o pobre, joven o viejo, tiene a su disposición una considerable proporción de las fuerzas de los más finos tipos de materia que responden a las influencias del pensamiento y de la emoción humanos. Este poder, si bien común a todos/es inteligentemente usado hoy tan sólo por algunos. Su posesión acarrea consigo responsabilidad; pero la mayor parte de los hombres están haciendo mal uso de este poder a causa de su ignorancia, y en vez de utilizar en su plenitud estas magníficas, posibilidades, inconscientemente se están causando daño tanto a sí mismos, como a los demás.

“Tan sólo los pensamientos originan la rueda de nacimientos», dice una Escritura Hindú, «que cada hombre trate de purificar sus pensamientos; en aquello en lo que un hombre piensa, en eso se convertirá». —»Tal como un hombre piense en su corazón, así es», dijo el Sabio» Rey de Israel. — «Todo lo que somos está constituido por nuestros pensamientos», declaró el Buddha. — «La Pureza (de pensamientos, palabras y obras) es la clave de la religión Zoroastriana; -«La Pureza, nos dice, es la mayor bienaventuranza”, “la pureza en palabras y obras depende evidentemente de la pureza del pensamiento” — «quien quiera que mirase codiciosamente a una mujer ha cometido ya adulterio con ella en su corazón», dijo el Cristo. — Y también: «El que odia a su hermano es un asesino.»
El pensamiento es real en dos sentidos, directa e indirectamente. Todo el mundo reconoce la acción indirecta del pensamiento, pues es obvio que la gente deba pensar primero antes de que pueda hacer algo, y el pensamiento es la fuerza motriz de la acción, así como el agua es la fuerza motriz del molino. Pero la gente, por regla general, ignora que el pensamiento tiene también una acción directa sobre la materia, y que si un hombre traduce o no su pensamiento en acción o palabra, el pensamiento ha producido ya su efecto. Además, como el pensamiento es el padre de la acción, una persona podrá modelar su carácter, y por consiguiente su destino, por el ejercicio de este poder.