La fuerza motriz es la Vida que se envuelve a sí misma en la materia antes de que ésta desarrolle organismos complicados de toda clase, y su curso completo puede sintetizarse en dos etapas: el tomar gradualmente materia más y más densa, es decir, la involución; y desechar gradualmente los vehículos que antes tomó, es decir; Evolución. Pero para comprender esto es necesario el concepto de las Tres Grandes Emanaciones.
La fuerza motriz es la Vida que se envuelve a sí misma en la materia antes de que ésta desarrolle organismos complicados de toda clase, y su curso completo puede sintetizarse en dos etapas: el tomar gradualmente materia más y más densa, es decir, la involución; y desechar gradualmente los vehículos que antes tomó, es decir; Evolución. Pero para comprender esto es necesario el concepto de las Tres Grandes Emanaciones.
Los impulsos que construyen los siete mundos interpenetrantes con sus elementos, desde el océano de espacio interestelar, proceden del Tercer Logos, de Brahmá y se llaman la Primera Gran Emanación o sea la Primera Oleada o Vida.
Actuando mediante su tercer Aspecto, El envía los impulsos sucesivos de, fuerza hacia la estupenda esfera que demarca el límite de su Campo de actividad. El primer impulso establece por toda la esfera un gran número de pequeños vórtices cada uno de los cuales atrae hacia sí 49 burbujas de energía y las arregla bajo cierta forma. Las agrupaciones de estas burbujas, así formadas son los átomos del segundo de los mundos interpenetrantes. No se aprovecha de esta manera el número total de burbujas, pues se dejan suficientes en estado disociado para que actúen corrió átomos en el primero o más elevado de estos mundos. A su debido tiempo viene otro impulso que capta aproximadamente todos estos átomos de 49 burbujas, dejando solamente los suficientes para suministrar átomos para el segundo mundo; los retrotrae hacia sí y después, repeliéndolos de nuevo, establece vórtices entre ellos, cada uno de los cuales contiene en sí 49 burbujas de fuerza elevadas al cuadrado, o sea, 2,401. Estas forman los átomos del tercer mundo. El próximo impulso en igual dirección capta casi todos, estos átomos de 2,401 -burbujas, los retrotrae hacia Su forma original y de nuevo los lanza hacia afuera como átomos del cuarto mundo, conteniendo cada átomo está vez 49 burbujas elevadas a la» tercera, o sean 49 multiplicado por 2,401.-Este proceso se repite para un átomo del plano quinto o mental qué tiene 49 burbujas elevadas a la cuarta potencia,’ o sea 2401 ‘burbujas multiplicado por 2401; para un átomo del plano sexto o astral con 49 burbujas elevadas a la quinta potencia o sean 49x2401x2401;
y para un átomo del plano séptimo o físico con 49 burbujas elevadas a 6 sexta potencia o sea 2401x2401x2401, burbujas con un definido número de burbujas adicionales debido a la formación peculiar del átomo físico.
Y así procede esta vasta Oleada de Vida, emanada del Logos, pulsando a través de todo el sistema solar y rompiéndose en innumerables fragmentos (como la suave corriente, precipitándose por una cascada, se rompe en millares de gotas separadas), a fin de convertirse en los Átomos-Vida que llamamos materia. No hay un solo átomo, una sola partícula de materia que no tenga en sí la Vida de Dios como su propia Vida. Nada hay que esté muerto. De consiguiente, lo que la ciencia llama materia es en realidad espíritu materia. Espíritu que se manifiesta; y de esta viviente materia están construidos los mundos. La Materia es el vehículo necesario de manifestación para el Espíritu; ninguno puede existir sin el otro y la Vida Divina llega a ser Espíritu tan sólo cuando anima a la materia.
Cuando ya han sido creados los átomos de cada uno de los siete planos, entonces el Tercer Logos crea subplanos de cada plano. Los átomos de cada plano son atraídos hacia grupos de dos, tres, cuatro, ‘etc., para formar los subplanos. El subplano primero o superior está ‘compuesto de los mismos átomos simples, en tanto que el segundo, tercero, y otros subplanos inferiores están constituidos por combinaciones de estos átomos. Por lo cual el subplano superior del plano física está compuesto de átomos físicos simples, de dos variedades, el positivo y el negativo, y mediante las combinaciones de estos átomos se ‘construyen los subplanos remanentes de aquel aplanó. En el curso de la construcción de los subplanos del mundo físico es cuando se producen los elementos químicos que constituyen los materiales básicos para la construcción de todas las formas físicas. De esta manera es como surgen a la existencia las subdivisiones ínfimas de cada plano, y el Divino Espíritu se va velando más y más en la materia durante su descenso.
Después, en la materia así vivificada, desciende la Segunda Emanación de Vida procediendo del Segundo Aspecto de la Deidad, Vishnú, la cual, combinando los elementos, o agregados de átomos, en organismos, y animándolos, confiere características o cualidades a la materia, capacitándola para responder en diferentes modos a diversos estímulos del exterior, de tal suerte que una clase de átomo y sus agregados responden a los cambios de pensamiento, otra responde a los cambios de emoción y deseo, y así sucesivamente.
Esta Segunda Oleada de Vida, que se llama la esencia monádica especialmente cuando ya está revestida de la materia atómica de los diversos planos, desciende a través de los planos superiores y llega al plano mental, en donde hace entrar a la materia de aquel plano (ya capaz de responder, por la naturaleza de sus átomos, a las vibraciones de los pensamientos siempre cambiantes) en combinaciones apropiadas para expresar pensamientos, pensamientos abstractos, en la materia más sutil y concretos en la materia más densa. De estas dos clases de materia mental, la superior y la inferior, son constituidos posteriormente los cuerpos causal y mental. En su calidad de primera y segunda esencia elemental, la Oleada construye en este plano los reinos primero y segundo elementales, respectivamente en sus niveles superior e inferior. Continuando hacia el plano astral, la Oleada de Vida forma en cada subplano las combinaciones apropiadas para expresar sensaciones (de cuya materia astral o materia prima del deseo, se fabrica posteriormente el cuerpo de deseos), construye en aquel plano él tercer reino elemental que se llama la tercera esencia elemental o la esencia elemental del mundo astral. En sus dos ulteriores etapas, en calidad de segunda y tercera esencia elemental, se halla muy íntimamente conectada con el hombre, ya que entra en gran manera en la composición de sus distintos vehículos, e influencia su pensamiento y sus acciones. Descendiendo, más, hacia el mundo físico, forma en cada, subplano las combinaciones, propias para constituir cuerpos físicos, (los futuros elementos químicos, según se denominan, en los tres subplanos inferiores); y construye en aquel plano el reino, mineral, que a veces se llama la mónada mineral; pero en el punto central, de aquella etapa cesa la presión impelente hacia abajo y es reemplazada por una tendencia hacia arriba; ha cesado entonces la Exhalación o. involución, comenzando la inhalación o evolución. Siendo la labor de la Segunda Oleada de, Vida formar combinaciones que expresen cualidades, se la denomina como el «dador de Cualidades» Los variantes poderes deseada átomo y sus agregados son impartidos por está Oleada de Vida en su influjo descendente hasta que alcanzar el punto inferior de su enorme círculo, es decir, la etapa media del reino mineral, comenzando entonces la Oleada de Vida a ascender, creando formas de la materia que ahora demuestra las cualidades que le fueron impartidas durante el influjo descendente. Esta materia, poseyendo ya cualidades, poderes de respuesta, es decir, de reajustes internos bajo el impacto de los estímulos, es atraída y agregada en formas, mineral, vegetal y animal, y ultimadamente formas del hombre animal. Es la energía del Segundo Logos la que, «animando la materia de los siete planos, la capacita para construir formas. Cada forma persiste solamente mientras la Vida del Segundo Logos mantiene a la materia en aquel contorno. Y aquí, por primera vez, aparece el fenómeno de nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte; nace una forma porque la Vida del Segundo Logos tiene que llevar a cabo la labor de la evolución a través de aquella forma; crece mientras la obra se está efectuando; muestra signos de decadencia cuando el segundo Logos lentamente retira su vida de aquella forma; muere cuando por fin el Segundo Logos retiró ya toda la vida a fin de enviarla de nuevo para crear una forma mejor y más nueva,: que sea capaz de dar a la Vida las nuevas experiencias necesarias para su ^crecimiento ulterior, Y así la Segunda Oleada dé Vida da cualidades a la materia y después construye formas de aquella materia, a saber, los siete reinos de la naturaleza, es decir los tres reinos elementales; el mineral, el vegetal, el animal y el humano; Éste último reino recibe su forma tan sólo al principiar, y el ocupante real toma posesión de aquella casa únicamente cuando la Tercera Grande Emanación ha actuado sobre ella.
Hay cinco esferas desde el mundo físico Hasta el Nirvánico, las cuales constituyen el campo de evolución. Más allá de ellas, en lo más elevado, el plano, Mahaparanírvánico (Divino) reside, en perfección de Su propia naturaleza el Señor del Sistema, ISHVARA, no manifestado. En el segundo plano brillan Sus Aspectos, poderes manifestados, los Logos de quienes proceden las Oleadas de Vida, Poderes que construyen la materia y crean las formas, y el Poder Regenerador del cual ha de proceder la Tercera Oleada de Vida.
Residen allí también las semillas de la Divinidad, las Mónadas, emanaciones, que van a ser los espíritus humanos en el campo de la ilusión; y la tercera Oleada, de vida consta de estos espíritus humanos que son enviados para animar y utilizar los cuerpos preparados para ellos, mediante alargas edades de evolución, el lento ascender desde el mineral a la planta, de la planta al animal, del animal al animal-hombre. Adviene entonces el tiempo en que los espíritus humano-divinos, (las Mónadas), que habían estado esperando tiempo para su presentación, revolotean sobre las formas humanas que están siendo preparadas para ellas, si bien incapaces aún de guiarlas o, controlarlas. Estas constituyen la Tercera Grande Emanación, los fragmentos de la Divinidad animando las formas preparadas para su llegada y convirtiéndolas en tabernáculos dignos de Dios.
Y así, la Primera Oleada de Vida procedió del Tercer Logos según la terminología Teosófica; del Brahmá Hinduista; del Espíritu Santo o Tercera Persona de la Trinidad Cristiana; formó los átomos animados por El, los combinó entre sí y construyó las numerosas agregaciones ‘de los diferentes tipos .de átomos en elementos; es decir, construyó los siete grandes planos, con sus Subplanos, del sistema solar. La Segunda Oleada de Vida descendió del Segundo Logos, Vishnú, el Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad Cristiana, dio características o cualidades a la materia y creó formas, en tanto que la Tercera, Oleada, de Vida procedió, del Primer Logos, Shiva o Mahádeva, el Liberador, el Padre, la Primera. Persona de la Trinidad Cristiana, y produjo los espíritus humanos para animar, las formas, Estas tres Grandes Oleadas, o corrientes de evolución son distinguibles en nuestra tierra en conexión con la humanidad. La construcción del material, la edificación de la Casa, y el crecimiento del ocupante de la Casa; o sea la evolución del espíritu-materia, la evolución de la forma, y la evolución de la auto-conciencia.
Y así la Vida vertida se envolvió en la materia, y estos gérmenes de vida, estos millares de semillas, proceden todos de un “Ishvara» De estas semillas se educirán cualidades, y estas cualidades son poderes, pero poderes manifestados mediante la materia; y la evolución consiste en la educción de estos poderes. Por consiguiente podría sintetizarse la evolución en esta frase: «Las potencialidades latentes en proceso de ser poderes activos».
Ahora, la Deidad, no exhibida, es la que constituye el oculto poder motor y hace que la evolución sea, a la par, posible e inevitable; es la fuerza impelente hacia lo alto que sobrepasa cualquier obstáculo y que garantiza el triunfo final del hombre.