Toda vida procede de Dios, pero procede de El a través de diferentes canales. Los Siete Espíritus ante el Trono del Señor», Sus Siete Grandes Ministros, son muchísimo más que simples servidores o mensajeros; son más bien las verdaderas manos de Dios, mediante las cuales trabaja El, son conductos de Su poder, parte de El Mismo. La Vida Divina se vierte mediante estos siete Ministros, y es coloreada por el canal a través del cual pasa; a lo largo de toda su dilatada evolución lleva consigo la marca de uno u otro de estos potentes espíritus; es siempre vida de aquel tipo y no de otro alguno, ya se encontrare en la etapa mineral, vegetal animal o humana de su desarrollo.
Y así la Vida-Una, mucho antes de que comience su labor en la materia mineral, se diferencia a sí misma en siete grandes corrientes o tipos fundamentales de vida, llamados Rayos, cada uno de los cuales tiene sus propias características especiales e inmutables.
De aquí se sigue que estos siete tipos se encuentran entre los hombres y que cada persona debe pertenecer a uno u otro de ellos. Siempre se han reconocido en la raza humana diferencias fundamentales de esta clase; hace un siglo se describía a los hombres como pertenecientes al tipo linfático o sanguíneo, vital, o flemático; y los astrólogos los clasifican bajo los nombres de los planetas, como Jupiterianos, o Marcianos, Venusinos o Saturaianos, etc. Pero hay un método mejor para establecer los diferencias básicas de disposición, debidas al canal por el cual acaeció a los hombres surgir, y las características principales o cualidades especiales de cada uno de los siete Rayos, pueden definirse respectivamente como:
1º Fuerza, Voluntad o Poder.
2º Sabiduría
3º Tacto o adaptabilidad.
4º Belleza ó Armonía.
5º Ciencia, (conocimiento detallado).
6º Devoción.
7º Servicio ordenado (Magia Ceremonial que invoca la ayuda angélica)
En la Jerarquía Oculta los siete Rayos se distinguen claramente. El primer Rayo, o sea el del Gobierno, está regido por el Señor del Mundo; a la cabeza del Segundo Rayo se encuentra el Señor Buddha; y bajo Ellos vienen respectivamente, el Manú y el Bodhisattva de la raza raíz que estuviere predominando en el mundo en una época dada. El Maháchohán, de igual rango que éstos Dos, supervisa los otros cinco Rayos, cada uno de los cuáles, sin embargo, tiene también su propia Cabeza, al nivel de la Iniciación Chohán.
Los Siete Rayos tienen su expresión correspondencias en los siete tonos de la escala musical, y en los Siete colores del espectro so-lar. Cada uno de estos rayos influencia al mundo a su turno. El Rayo Sexto, o sea él devocional, fue él que dominó durante la Edad Media; y al desvanecerse su poder hubo un período de falta de creencia, de irreligión y de profunda ignorancia del lado oculto de la vida. El Séptimo Rayo implica el estudio y él uso de las fuerzas ocultas de la Naturaleza, así como la cooperación inteligente con los Poderes que las rigen. Esta es la influencia que está alboreando actualmente sobre el mundo y por consiguiente el Séptimo Rayo está justamente ahora entrando en operación.
Los Rayos cuarto y quinto son predominantemente positivos ó masculinos, y los tercero y sexto predominantemente negativos o femeninos; en tanto que el Rayo Segundo es dual, pero igualmente balanceado, el primer Rayo es dual pero con el aspecto masculino intensificado, y el Rayo séptimo es dual, pero con el aspecto femenino intensificado.
Cada una de estas siete corrientes o Rayos se subdivide a su vez en siete modificaciones, llamadas subrayos. Estas cuarenta y nueve variantes de la corriente de la Vida-Una, siguen sus cuarenta y nueve distintos canales a través de todos los grandes reinos; y no hay mezcla de un tipo de vida con otro tipo.